La Casa del Chocolate en la Habana Vieja, ¡qué rico…!

Serie Conociendo la Habana Vieja

Hace unos meses te hablé sobre La Casa del Chocolate en la Habana Vieja y han sido numerosos los mensajes que he recibido pidiendo más detalles. Te confieso que he tratado de ir personalmente y traerte mis vivencias pero me ha faltado el tiempo. 

Por ello me pareció genial compartir contigo este material con fotos de la periodista Alina M. Lotti.

¡Uh, qué rico, una mezcla de chocolate blanco y negro!

Amargo, dulce, en bombones y de variadas formas. Así es la gama de este nutritivo alimento que podemos encontrar en un lugar como este.

La Casa del Chocolate en la Habana Vieja, ¡qué rico…!

Una de las atracciones de La Habana Vieja lo es la Casa del Chocolate —más bien museo—, donde existe la posibilidad de degustarlo caliente o frío, así como en las más disímiles variedades y formas. 

Inaugurada hace unos años, a pocos pasos de la Plaza Vieja, en la intersección de las calles Mercaderes y Amargura, la Casa tiene una posición privilegiada, casi de obligado paso entre una zona y otra del emblemático municipio que, como su nombre lo indica, es el más antiguo de La Habana. 

Muy cerca del malecón, entre los aires de mar y las vetustas callecitas adoquinadas, uno descubre este sitio de gran popularidad entre los habaneros y, en particular, de los niños. 

Pequeño, acogedor, con vitrinas y carteles que muestran la historia de este singular y afamado fruto, así a grandes rasgos es este museo, también muy visitado por los turistas extranjeros de paso por la ciudad. 

Amargo, dulce, en bombones y con distintas formas, recién sacadas de los moldes, así es la gama de este nutritivo alimento, sobre el cual se han tejido durante tantos y tantos siglos más de una historia. 

Pero lo que sí resulta incuestionable —más allá de su fama y consumo mundial— es que se trata de un bocado exquisito. ¿A quién no le gusta?

Los visitantes provienen de todas partes, también de París, como estos amigos que esperan ansiosos el deleite del sabroso chocolate.

Un milagro que no haya cola