Si estás pasando unas vacaciones en
Cuba, es la oportunidad de tomar excelentes fotos o simplemente pasarla bien, solo tienes que ir al afamado
Barrio Chino de La Habana ,
en las cercanías del Centro Histórico de la capital, allá por las calles Zanja
y Dragones, muy cerca de Casa Castellón
para participar de los festejos por la Fiesta de la Primavera o el Año Nuevo Lunar Chino. En esta
ocasión las celebraciones se efectúan bajo la regencia del Mono Rojo de Fuego.
Unos 20 mil descendientes de nativos de
la lejana China y poco más de 100 auténticos ciudadanos de ese país, en su
mayoría sobrevivientes de antiguas migraciones, forman parte de la actual
realidad cubana, de acuerdo con datos ofrecidos por el Censo Nacional de 2012.
Los
rasgos corporales asiáticos son más visibles en unos que en otros, porque la
mezcla de sus ancestros con el resto de la población ha sido larga y
continúa todavía. Pero casi siempre el “sello chino” es muy identificable para
los demás coterráneos, por muy lejano que esté en el tiempo.
El Barrio Chino de la capital cubana no se parece al de otros tiempos. Pero ha venido renaciendo desde que en la década de los años 90 del pasado siglo se fundó un Grupo Promotor –que se mantiene con ese nombre- de esa comunidad, dedicado a esos fines.
A partir de ahí se dieron los primeros pasos que se necesitaban. Comenzó la reconstruyeron y revitalización algunas de sus viejas instalaciones, como restaurantes, el asilo se convirtió en Hogar de ancianos y se craaron nuevos comercios.
En 1999 se inauguró un bello pórtico revestido de granito gris y techumbre de cerámica laqueada, diseñado y construido por artistas chinos, y hecho con materiales de esa ljana tierra.
Una bella donación de la embajada de ese país, constancia de amistad y respeto por la historia común protagonizada por miles de habitantes de ambos países.
A tantos años de esas primicias, en días corrientes existen también y con una obra muy visible,
Se observa un marcado acento histórico-cultural, con relieve en la enseñanza de deportes y artes marciales en este actual Barrio Chino del nuevo milenio, aunque para nada se desdeñan otras tradiciones como los comercios y la gastronomía china, en versiones adaptadas al gusto del criollo y la enseñanza del idioma chino por parte de profesores nativos.
No faltará tampoco este año que regirá el positivo y energético Mono, según tradición de la cultura china, los esperados desfiles de Dragones, Leones y Pavos Reales, que estarán en el centro de la celebración, junto a exposiciones, talleres, conferencias, ventas de libros, artesanías y actuaciones de teatro y ópera, algunos de ellos representados por auténticos artistas de ese hermoso país, venidos expresamente para participar en la fiesta cubana.
La historia dice que los primeros emigrantes chinos llegaron a Cuba a partir de
Como esas primaras migraciones que incluso llegaron a alcanzar la cifra de 150 mil personas eran netamente masculinas, muchos chinos comenzaron a buscar pareja entre las mujeres cubanas. Principalmente fundaron hogares con mestizas, además de mujeres blancas en menor medida.
Un verdadero vuelvo a las características de las actividades y vida de los nativos de China comenzó a darse a partir de 1869, con la llegada de los llamados “chinos californianos”, procedentes en su mayoría de San Francisco, EE.UU., quienes vinieron a invertir dinero en negocios. Empezaron a aparecer negocios y sociedades que agrupaban a sus compatriotas. Algunas fueron de socorro.
Esto hizo que se iniciara el florecimiento del Barrio Chino de
Se creó entre ellos una pequeña y mediana burguesía dedicada a variados negocios, al mantenimiento de sus costumbres, a la importación de mercadería de su tierra.
Establecimientos como expendios de alimentos, lavanderías, teatros, cines, farmacias y restaurantes, así como almacenes daban el sello a esta pujante comunidad que se estaba haciendo autosuficiente.
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