Serie Conociendo la Habana vieja
Quiero seguir, desde Casa Castellón, mostrándote la Habana Vieja, hoy te hablaré de la Calle Mercaderes, una de las más importantes de sus calles a la cual puedes llegar caminado, o en bicitaxi, en apenas unos minutos. Te invito a seguir leyendo.
La apertura de nuevos negocios (restaurantes, tiendas de arte, centros de tatuaje, pequeños estudios de artistas, cuidadas terrazas) ha aportado a la zona un toque cool que antes no existía.
Mercaderes es una de las calles más concurridas de La Habana Vieja, solo superada por Obispo. Adoquinada, estrecha y libre de coches, Mercaderes discurre en paralelo a la Avenida del Puerto, uniendo la Plaza de la Catedral con la hermosa Plaza Vieja.
La calle alberga otros museos y lugares interesantes (de pago, aunque a un precio más que razonable), entre los cuales cabe destacar el Museo Maqueta de La Habana Vieja, el Museo Casa de México Benito Juárez, o la Casa de la Obra Pía.
La Mercaderes, como sus paralelas o su gemela Obrapía, es lo más parecido a ese túnel del tiempo que es la capital, un viaje a nuestro pasado más inmediato, a la era de las reparaciones y la de los talleres de objetos cotidianos, a una ciudad en la que todo se arregla una y otra vez, hasta el infinito: los relojes, las gafas (los espejuelos, dicen los habaneros), las radios, los teléfonos móviles…
En el trazado de la calle se alternan numerosas tiendas, hoteles, restaurantes, museos y otros lugares de interés, como El Taberna, el café más antiguo de la ciudad. Fundado en 1772, en la actualidad está dedicado a Benny Moré, uno de los más grandes músicos cubanos de todos los tiempos y cliente asiduo del establecimiento.
La mayoría de los museos son gratuitos, incluyendo la Casa de Asia, que muestra pinturas y esculturas procedentes de China y Japón; la Armería 9 de abril, una antigua tienda de armas (hoy museo) que fue asaltada por los revolucionarios cubanos en 1958; y el Museo de Bomberos, que exhibe antediluvianos equipos contra incendios, uniformes, cascos y otros objetos utilizados por los cuerpos de bomberos de la ciudad, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. También ofrece un homenaje a los 19 bomberos que perdieron la vida en el incendio de la ferretería de Isasi (situada entre Mercaderes y Lamparilla) de 1890, una tragedia que conmocionó a la sociedad habanera de la época.
Entre las calles O’Reilly y Empedrado se encuentra el Mural de las Personalidades. La obra está frente a una antigua edificación. Como un espejo, reproduce la fachada de lo que fuera el Palacio del Marqués de Arcos, una casona colonial que fue sede del Liceo Artístico y Literario de La Habana a mediados del siglo XIX.
Justo enfrente se encuentra la Casa de la Obra Pía, que desde 1994 acoge la Hermandad de Bordadoras y Tejedoras de Belén, una cooperativa de integración sociolaboral de costura y bordado, con un taller y una pequeña tienda que vende ropa y tejidos.
La Casa de México Benito Juárez, exhibe arte popular mexicano y dispone de una completa biblioteca sobre Juárez, el primer presidente indígena de México.
Si continuamos andando hacia el este, nos encontraremos con el antiguo estudio del gran artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamin (que pintó a Fidel Castro en numerosas poses), convertido por la Oficina del Historiador de La Habana en la Casa Museo Oswaldo Guayasamín en 1992.
A los amantes de las miniaturas les encantará la Maqueta de la Habana, una réplica de la ciudad a escala 1:500. Sus creadores fueron el topógrafo Orlando Martorell y su esposa, los cuales dedicaron 3 intensos años a esta obra. La maqueta es actualizada constantemente y ofrece un extraordinario nivel de detalle sobre las edificaciones del núcleo antiguo de La Habana.
El Museo del Tabaco (también conocido como el Museo del Habano) se encuentra en un bonito palacio del número 120 de la calle Mercaderes y es la institución cubana más importante dedicada a preservar la cultura del tabaco. El centro también alberga la Casa del Habano, un lugar que cualquier fumador que se precie no debe pasar por alto si lo que quiere es adquirir buenos puros.
Además hay atracciones como el Cinematógrafo Lumière, el Planetario, el apacible Jardín Ecológico Hans Christian Andersen, y el Parque Rumiñahui, cuyo centro está ocupado por la escultura homónima del artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.
Entremezclados con los museos, tiendas y restaurantes, también hay proyectos sociales que tienen un gran impacto en el día a día de los habaneros, como una maternidad o una cooperativa de artesanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario, pronto te responderé